La presión de una caldera de gas es quizás uno de los aspectos que más pasan desapercibidos en un uso cotidiano de la caldera de gas en un hogar, sin embargo contar con una presión adecuada puede resultar fundamental para evitar contratiempos desafortunados.
Es por eso que hoy hablaremos sobre 8 consejos esenciales para conocer y mantener la presión adecuada para tu caldera de gas.
¿Qué presión debe tener una caldera de gas?
La presión influye directamente en la calidad de servicio que nos ofrece nuestra caldera por lo que si todo va bien aparentemente todo estará correcto. Sin embargo se recomienda tener bajo control la presión de la caldera, ya que ciertas variaciones nos darán pista sobre el estado de nuestra caldera y su correcto funcionamiento así como su consumo.
Una caldera con un funcionamiento normal tendrá una presión de entre 1,5 y 2 bares. Una variación en la cifra indicaría un consumo irregular de la caldera por lo que afectaría en su efectividad y la durabilidad del mismo.
¿Cómo se mide la presión en una caldera de gas?
Medir la presión de gas de tu caldera puede sonar más complicado de lo que realmente es, sin embargo no es nada del otro mundo, Para medir correctamente la presión de tu caldera debes de tener en cuenta que debes medirlo en frío y con la bomba apagada.
Una vez cumplas con los requisitos anteriores puedes medir la presión de tu caldera. Esta debe de tener, como mencionamos antes una presión de 1,5 y 2 bares. Una variación distinta a esta podría indicar una necesidad de corrección, ya que de no ser así podría ocasionar defectos en la caldera.
Consejos para una correcta presión de la caldera de gas
Si bien no hay muchos consejo que se puedan dar para mantener la presión de la caldera, hay algunas cosas que sí podrías hacer:
- Revisar manualmente la presión de gas de tu caldera.
- Realizar una revisión técnica anual por parte de un profesional.
- Realizar una purga anual de los radiadores.
1. Monitoreo regular con el manómetro de la caldera
Para realizar un monitoreo de la presión de la caldera ha de hacerse manualmente con el manómetro e incorporarlo a la caldera. Para ello primero hemos de comprobar que ni la caldera ni la instalación tengan fugas. Paso seguido se debe conectar el manómetro al circuito de calefacción de la caldera mediante una válvula de equilibrado. Una vez se haya conectado este ha de ser calibrado para obtener una lectura fiable y entonces proceder con el monitoreo de la caldera.
Una vez realizada la medición es muy importante comprobar que los datos recogidos se encuentren dentro de los márgenes aceptables.
2. Configurar el control de presión según las instrucciones del fabricante.
Una vez medida la presión de la caldera debemos tener en cuenta las recomendaciones según el fabricante. Sin embargo, por regla general esta se encuentra entre 1.5 y 2 bares.
Si la presión de tu caldera es baja no contará con la fuerza suficiente para llevar agua caliente a los radiadores de forma efectiva. Por otro lado, si la presión fuese demasiado alta esta podría provocar fugas de agua caliente y ejercer una presión excesiva en la caldera.
3. Purgar el aire atrapado
Una sencilla acción cómo purgar tus radiadores puede tener un gran impacto positivo en tu caldera, ya que esta puede ayudar a regular la presión de tu caldera si está muy alta.
Sin embargo un buen funcionamiento del sistema no solo requiere de una purga anual, sino que depende de otros factores además de un mantenimiento básico profesional anual.
4. Revisión de la válvula de alivio
La válvula de alivio de una caldera es un componente importante de la caldera y esta puede verse dañada por una falta de presión en ella, ocasionando que la caldera se desgaste más rápidamente. La forma más fácil de revisar una válvula de alivio es haciendo una comprobación manual, ya que si la válvula de alivio de presión no se abre cuando la presión del sistema sube por encima del límite de presión máxima establecida significa un problema de la misma.
5. Limpiar quemadores
La limpieza de quemadores es también una parte importante en un mantenimiento de una caldera, ya que estas con el tiempo acumulan suciedad y grasa a partir de la combustión.
Realizar este mantenimiento hará que el suministro de gas sea siempre el correcto en la caldera, contribuyendo a un buen funcionamiento.
6. Inspeccionar tuberías
La inspección de tuberías es una actividad necesaria para detectar a tiempo problemas o desgastes de la caldera que pueden evitarse con una sencilla revisión. Esta ha de realizarse con la caldera apagada y el suministro de gas cerrado.
Examina visualmente las tuberías que son accesibles. Busca signos de corrosión, óxido, abolladuras, grietas o cualquier daño visible en las tuberías.
Asegúrate de que las conexiones estén apretadas y no haya fugas evidentes.
Observa si hay acumulación de polvo, suciedad u obstrucciones cerca de las tuberías. También puedes ayudarte de tu sentido del olfato para detectar fugas de gas.
7. Verificar conexiones selladas
Revisar las conexiones es parte de una inspección la cual no podemos pasar por alto. Estas deben estar completamente selladas evitando así conexiones flojas o mal selladas que puedan provocar fugas que pongan en riesgo la instalación.
8. Controlar la temperatura
Mantener bajo control la temperatura no solo nos dará información sobre la eficiencia en relación al consumo que le estemos dando a nuestra instalación, sino que nos mantendrá alerta sobre la existencia de algunas irregularidades de la instalación.
Una temperatura óptima para una caldera de condensación suele ser 60-70 Cº sin embargo este número cambia en una instalación con suelo radiante ya que en este caso la temperatura será de entre 35Cº-45Cº sin llegar a superar nunca los 50Cº.
En Cuidur hemos compartido contigo estos 8 consejos para mantener un correcto funcionamiento de tu caldera, ahora te toca a ti.
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