Una buena caldera nos proporciona el calor necesario para la comodidad de nuestro hogar, aunque necesitamos regular la temperatura para evitar unos consumos innecesarios o un calor excesivo. Para ello disponemos de diferentes tipos de termostatos.
Gracias a los termostatos controlaremos la climatización o la temperatura, tanto de una habitación, como de la vivienda en sí, pudiendo solicitar que la caldera arranque según nuestras necesidades o según qué programación hayamos establecido.
Y dependiendo del tipo de caldera y de sistema seleccionado para nuestra calefacción, así nos será conveniente tener un tipo de termostato u otro, para sacar el mejor partido a nuestra calefacción.
¿Qué es un termostato?
Los termostatos son una parte del sistema de regulación de nuestro sistema de calefacción, que le va a indicar a nuestra caldera, cuando debe arrancar y generar calor. También es extrapolable a los sistemas de aire acondicionado, pero en ese caso, la producción será de aire frío.
Gracias a estos termostatos lograremos que nuestro sistema de climatización o de calefacción consiga un ambiente agradable a nosotros con una mayor eficiencia energética, es decir, intentando conseguir la mejor situación con el menor gasto posible, evitando consumos innecesarios y favoreciendo la reducción de costes en cuanto a consumo y por lo tanto también en la factura, así que también veremos esa reducción en nuestra factura.
Gracias a estos termostatos podremos reducir hasta en un 30% la factura generada por este servicio tan necesario en nuestros hogares hoy en día.
Evolución de los termostatos
Si echamos la vista atrás, hasta la aparición de los primeros termostatos, el consumo de material para tener nuestro hogar caliente se basaba en las necesidades que teníamos en la estancia en la que estuviéramos. Es decir, normalmente solo se tenía una fuente de calor en la estancia en la que se pasaba mayor tiempo.
Por norma general, la sala de estar en lugar elegido en el que se situaba una pequeña estufa, brasero, o cualquiera de los sistemas al que se pudiera tener acceso económicamente. La cocina era otro de los lugares preferidos, ya que así se aprovechaba el calor del fuego del cocinado para estar confortable.
Lógicamente este tipo de sistemas generaban un consumo elevado del material que se utilizaba para producir calor, por lo que, junto con la evolución de las calderas, que introdujeron el quemado automático, sobre todo por combustibles como el gasóleo en un primer momento, y el gas más adelante, el siguiente paso lógico era sacar el termostato de la caldera al exterior para regular la temperatura.
¿Por qué decimos sacar el termostato? Todas las calderas estaban provistas de un termostato interno, ahora también lo tienen, que nos permitía saber la temperatura interna y la presión, y que nos servía como método de seguridad para evitar posibles sobrecalentamientos del sistema y con ello, accidentes.
Por lo tanto, al sacar estos termostatos de las calderas pudimos comenzar a controlar la temperatura de una manera más cómoda y segura.
Esto dio paso a mejores sistemas de seguridad dentro de las calderas, que detendrían el quemado en el momento que la caldera llegase a cierta temperatura, pero con el condicionante de tener otro termostato que le indicase que se pusiera en marcha si la temperatura exterior llegaba a la indicada.
De este modo surgieron los primeros termostatos analógicos. Pero esto lo vamos a ver a continuación, con los diferentes tipos de termostatos.
Tipos de termostatos actuales
Actualmente tenemos diferentes tipos de termostatos, con diferentes tecnologías y modelos, pero lo vamos a dividir en dos grupos.
Termostatos analógicos
Eran los más utilizados y aún podemos encontrarlos en multitud de hogares. Es el tipo de termostato más básico que podemos conectar con la caldera.
En él solo tenemos que marcar la temperatura deseada, y el sistema “saltará” para que se mantenga esa temperatura. Se suele colocar en la estancia a la que más uso le vamos a dar, ya que solo tomará la temperatura de esa habitación y en consecuencia encenderá o apagará el sistema.
Su instalación es muy sencilla y su tecnología también, normalmente tiene una pequeña rueda que es con la que subiremos o bajaremos la temperatura. Obviamente esto lo convierte en el dispositivo más económico.
Termostatos digitales
Dentro de este tipo de termostatos se nos abre un amplio abanico de opciones para controlar la temperatura de nuestra casa.
Los termostatos digitales más básico tienen el mismo funcionamiento que los analógicos, con la diferencia de tener una pantalla que marca la temperatura y a través de la que podremos seleccionar la temperatura deseada.
Además, el sistema que mide la temperatura de la estancia es más precisa por lo que, aunque no lo parezca, supondrá un pequeño ahorro, al realizar una puesta en marcha más precisa.
Es un sistema bastante económico, al igual que el analógico, y bastante sencillo en su manejo.
Crono termostatos digitales
Quizás este sea el modelo que más se esté implementando a día de hoy. Son una evolución de los termostatos digitales, ya que podremos seleccionar la temperatura a la que queremos que se encienda la calefacción. También podremos seleccionar a qué hora queremos que se encienda o se apague la calefacción, y la temperatura máxima a alcanzar.
De este modo, podremos programar el encendido de la calefacción cuando no estemos en casa y para cuando lleguemos ya estar nuestra casa calentita. O en el caso de olvidar apagarla, siempre podrás programarla para que se apague a una hora determinada.
Termostatos inteligentes
Siguiente paso en la evolución de los termostatos digitales. Utilizaran sensores electrónicos para medir la temperatura, lo que nos dará una medición más exacta respecto al resto de termostatos.
Aunando las funciones de programación, tanto horaria como por días, nos permite tener las mismas ventajas que tenemos en con los crono termostatos, además ahora añadiremos la programación por zonas de nuestra casa.
De esta forma, el tener el control de la temperatura de diferentes zonas, ya sean habitaciones, plantas o zonas, nos permitirá también aislar esas que son menos utilizadas, o que requieren que estén a una temperatura más baja. De este modo conseguiremos un ahorro energético y económico mayor.
Dentro de estos termostatos inteligentes, tendremos la opción de los termostatos wifi, de los que ya os hemos hablado en otra ocasión. Podéis leer sobre ellos aquí.
Termostatos modulantes
Por último, hemos querido añadir como categoría, aparte este de estos tipos de termostatos, otro más, los modulantes, ya que la tecnología que utilizan es inalámbrica, pero no pueden incluirse como termostatos digitales, aunque si inteligentes.
Son termostatos que se instalan en cada radiador para que de esta manera cada uno de ellos reclame su encendido o apagado.
Este tipo de termostatos son los que se están instalando de forma obligatoria en las instalaciones de obra nueva según el RITE (Reglamento de las instalaciones térmicas de los edificios)
Ahora que ya tienes claro qué tipo de termostatos puedes encontrar, ¿Cuál de ellos instalarás en tu casa?