Seguro que en tu casa tienes una caldera de condensación y ni siquiera lo sabías. O quizás sí. Pero, alguna vez te has preguntado ¿cómo funcionan estas calderas?
Pues si es tu caso, hoy te lo vamos a contar todo sobre este tipo de calderas.
¿Qué es una caldera de condensación?
Normalmente solo le prestamos atención a la caldera cuando ésta deja de funcionar y más si es en invierno y te toca pasar frío o te quedas sin agua caliente. Y ahí es cuando te preguntas por el funcionamiento de estas calderas para saber dónde está el error o cómo ha podido pasar.
Aunque no debes manipular la caldera de ninguna manera, aunque creas que conoces perfectamente su funcionamiento, y dejar siempre a los equipos de expertos, que analicen, comprueben, reparen y prueben el correcto funcionamiento de una caldera de condensación.
Ya sabes que existen en el mercado diferentes formas y modelos de calderas que pueden calentar tu hogar y generar agua caliente, pero una de las mejores opciones y que se ajusta mejor a todo tipo de necesidades, son las calderas de condensación.
Este tipo de calderas llevan a cabo su función mediante el quemado de gas natural, que genera un vapor de agua, y con una presión concreta, que es aprovechado para calentar los radiadores que son los que mantienen la temperatura de tu hogar.
Es decir, que cuando se realiza el quemado del gas natural, se genera un calor, llamado calor latente, que calienta el agua que es enviada a los radiadores mediante una bomba.
Una vez en los radiadores, esa agua se irá enfriando poco a poco, y a medida que lo hace, vuelve de nuevo hacia la caldera. Esa recuperación del agua fría al volver a la caldera, genera un calor residual, que en otras calderas serían gases sobrantes y serían expulsados.
Pero en una caldera de condensación, esos gases sobrantes son reutilizados y aprovechados para volver a calentar el agua y volver a enviarlo de nuevo a los radiadores, por lo que el gasto de energía sería inferior.
El gasto energético sería inferior porque no se tendría que quemar tanto gas para mantener la temperatura y así se puede mejorar la eficiencia energética que tienen estos tipos de calefacción en comparación a otros modelos.
Como ves, el sistema parece sencillo, el gas natural se quema y genera vapor de agua, que ayuda a calentar el agua del sistema de radiadores y es impulsado por una bomba, Cuando esa agua se enfría, retorna a la caldera generando unos gases que son aprovechados para retroalimentar a la caldera y seguir produciendo calor que volverá a calentar el agua, que será enviada a los radiadores mediante una bomba y así sucesivamente.
Aunque parezca un sistema sencillo, todos sus procesos deben realizarse correctamente, de lo contrario se produciría un error y la caldera dejaría de funcionar. Sería el momento de ponerse en contacto con un técnico.
Ventajas de estas calderas
A priori, parece que todas las calderas tienen el mismo funcionamiento, calientan el agua, la llevan a los radiadores y vuelve a la caldera a calentarse.
Como ya hemos visto, el proceso que realizan estas calderas es algo más complejo y permiten que tenga una serie de ventajas frente a otros tipos. Vamos a ver cuáles pueden ser:
La eficiencia energética es quizás una de las mayores ventajas que podemos obtener de las calderas de condensación, al utilizar este calor latente del que ya te hemos hablado. Eso reduce la cantidad de gas natural necesario para su funcionamiento y se traduce en otra de sus ventajas, el ahorro en tu factura.
Ese ahorro energético puede llegar hasta el 30% en el consumo de energía, por lo que eso se traduce en una rebaja considerable de la cantidad de euros que te toca abonar en tu factura del gas. Por eso se dice que una caldera de condensación se puede amortizar en mucho menos tiempo, aunque su valor sea un poco más elevado al resto de modelos.
El uso de esos gases sobrantes no solo te va a permitir ahorra en tu factura del gas, sino que, además, como no son expulsados al exterior, como hace una caldera convencional, se va a evitar también aumentar la contaminación por óxido de nitrógeno o de dióxido de carbono.
Cuando enciendes una caldera de gas convencional, puedes llegar a oír la pequeña explosión que surge al comenzar a quemar el gas, ¿verdad? Pues en el caso de las calderas de condensación, no vas a llegar a escuchar ni siquiera ese sonido. Son silenciosas y eficaces, ¿qué más puedes pedir?
Pues puedes pedir que con los diferentes cambios de temperatura no se aumente el consumo de gas, se dispare el gasto y aumente la contaminación. Concedido, al mantenerse siempre a una potencia mínima, puede mantener una temperatura constante, reutilizar el calor latente y evitar excesos.
Así que, si te toca cambiar tu caldera, está bien claro que la mejor opción, tanto para tu bolsillo, como para tu casa, son las calderas de condensación.
Eso sí, consulta siempre antes con técnicos expertos, como los que están a tu disposición en Cuidur, para saber qué modelo o qué tipo de caldera es la que mejor se adapta a tus necesidades.