Hay muchos tipos de radiadores, distintos modelos, diferentes potencias térmicas, etc. Dependiendo de las necesidades y de donde se vayan a colocar los radiadores, serán mejor unos modelos u otros.
Pero empecemos por el principio.
Qué son los radiadores y cómo funcionan
Los radiadores de calefacción son aparatos que emiten calor con el fin de conseguir una temperatura de confort en la habitación donde estén colocados.
Dependiendo del tipo de radiador que sea, funcionan de una manera u otra. Por lo general los radiadores funcionan con el agua caliente que genera una caldera o bomba de calor y gracias a este calor son capaces de calentar estancias de diferentes tamaños.
Cada radiador emite una cantidad de calor distinta y modulable, pero como es lógico, cuanto mayor sea la estancia donde se encuentre, más calor emitirá y al contrario.
Tipos de radiadores
Podemos hacer una clasificación de los tipos de radiadores dividiéndolos en dos grupos principales: según el material del que estén fabricados y según la temperatura que pueden soportar.
Radiadores dependiendo del material del que estén hechos
● Radiadores de hierro fundido o fundición: este tipo de radiadores están fabricados de hierro fundido por lo que son muy resistentes y duraderos. Este tipo de radiadores eran más usados antiguamente y ahora los podemos encontrar en casas más antiguas o con decoraciones vintage.
Actualmente se siguen instalando, con diseños más modernos, en colegios o grandes estancias.
Sin duda sus ventajas son la durabilidad, resistencia y conservación de calor una vez se apaga la calefacción.
Si estás pensando en comprar radiadores de hierro fundido debes tener en cuenta que tardan en calentarse, pesan más que otros tipos y el precio puede ser algo mayor.
● Radiadores de panel o chapa de acero: este tipo de radiador es uno de los más comunes en las viviendas. Están fabricados en paneles de chapa o acero y los podemos encontrar en posición vertical u horizontal. Al contrario que los radiadores de hierro fundido, los de acero se calientan muy rápido y llegan a la temperatura de confort antes. En el mercado se pueden encontrar tanto lisos como con relieve y siempre se puede pedir que los hagan a medida para que se ajuste a las necesidades y a la estancia donde se vayan a instalar.
A diferencia de los anteriores, la instalación de estos es mucho más sencilla y, por lo tanto, el precio también es inferior.
La mayor desventaja que podemos encontrar en este tipo de radiador es que se enfrían muy rápido una vez se apaga la calefacción y el calor no es duradero.
● Radiadores de aluminio: es el otro tipo de radiador más habitual en los hogares de las personas. Están fabricados en aluminio, por lo que son todavía más ligeros que los dos anteriores y consiguen llegar a la temperatura deseada de manera muy rápida. Esto se puede ver reflejado en el precio que también es menor. Al ser más ligeros su instalación es la más sencilla de todas.
Al igual que los de chapa o acero, tienen el inconveniente de que una vez se apaga la calefacción, se enfrían al instante.
Radiadores dependiendo de la temperatura que pueden soportar
● Radiadores de calefacción de alta temperatura: este tipo de instalaciones son las que se usan en la mayoría de las instalaciones. El calor suele ser generado por una caldera o bomba de agua, por lo que la instalación funciona con la circulación del agua a 70 o 75 grados aproximadamente.
Es más habitual ver este tipo de instalación en casas particulares y sistemas de calefacción centralizados.
● Radiadores de calefacción a baja temperatura: este tipo de instalaciones se han empezado a usar más en los últimos años, sobre todo debido a la situación climática y a las legislaciones sobre el ahorro de energía.
Es el caso de la geotermia, la aerotermia, etc. Este tipo de radiadores suelen funcionar con temperaturas entre los 40 y 50 grados, aumentando el rendimiento si lo comparamos con otros tipos de instalación.
Podemos encontrar este tipo de instalaciones tanto en casas particulares como en grandes superficies.
Aunque su precio sea algo más elevado que el resto de instalaciones, a la larga sale mucho más barato y se amortiza la inversión de manera bastante rápida.
A día de hoy, estos radiadores son los más eficientes que se pueden encontrar en el mercado.
Otros tipos de radiadores
Hemos hablado sobre los radiadores más conocidos y utilizados, pero hay otros tipos que no se pueden pasar por alto y que seguro están en muchos de vuestros hogares.
● Radiadores eléctricos: como su propio nombre indica, este tipo de radiadores funcionan con electricidad. Son los radiadores o estufas que se llevan usando muchos años, sobre todo en las casas particulares.
Se conectan en un enchufe y la energía eléctrica es la encargada de calentar o una resistencia que tienen en su interior o algún tipo de fluido caloportador, como podría ser el aceite.
Dentro de los radiadores eléctricos, hay un nuevo tipo de radiador que funciona gracias al calor azul. Son una evolución de estos, con diseños más modernos y mejorados.
En su interior hay aceite que se calienta gracias a una resistencia, lo que hace que su precio sea algo más elevado.
● Radiadores de diseño: generalmente están fabricados en tubos de acero lo que permite que se puedan hacer todo tipo de diseños y formas. Dependiendo de las necesidades de cada cliente y estancia, se pueden fabricar de distintas alturas y tamaños para que se adapten a la perfección. Cuentan con la ventaja de llegar a la temperatura deseada de manera bastante rápida.
● Radiadores toalleros: al igual que los anteriores, suelen estar fabricados con tubos de acero y se colocan por lo general en los cuartos de baño. En el mercado se pueden encontrar múltiples diseños y además de calentar el cuarto de baño, las toallas húmedas se podrán secar mucho más rápido.
Qué se debe tener en cuenta a la hora de elegir un radiador
A la hora de adquirir la instalación y los radiadores, se deben tener en cuenta los siguientes aspectos:
● Es importante saber que tipo de sistema de generación de calor se tiene ya instalado, si se puede optar por radiadores de agua o hay que utilizar la electricidad.
● La amplitud de la estancia que se quiere calentar también ayudará a escoger un tipo de radiador u otro.
● El presupuesto del que se dispone o se está dispuesto a invertir.
● El diseño de los radiadores, ¿se considera importante?
● Funcionalidad.
● Eficiencia de la instalación y su impacto en el medio ambiente. Como hemos mencionado antes, hay algunos tipos de radiadores más eficientes que otros, por ejemplo los que funcionan por aerotermia.
● Ahorro que va a proporcionar la instalación.
Ahora que ya conoces todos los tipos de radiadores que existen, cómo funcionan y las ventajas que aporta cada uno, es el momento de decidir cuál se adapta mejor a ti.
Desde Cuidur estamos encantados de ayudarte en esta importante decisión, contacta con nosotros.