Preparar la calefacción

Nos acercamos a los meses con temperaturas más bajas y tenemos que comenzar a preparar la calefacción y sus diferentes partes para que cuando llegue el frío del invierno no tengamos ningún contratiempo.

Seguro que más de uno no se ha parado a realizar algunas comprobaciones antes de hacer el primer arranque de la temporada de la calefacción y se ha encontrado con errores que se suponía no ocurrían cuando finalizó la temporada pasada.

Errores como que parece que calienta menos, es decir, una pérdida de eficiencia, ruidos en los radiadores u otros inconvenientes que pueden provocar que te tires de los pelos cuando empiezas a necesitar que todo funcione correctamente.

Por eso es tan importante seguir las instrucciones de mantenimiento, así nos evitaremos sorpresas innecesarias, ahorrarás en la factura y alargarás la vida de tu sistema de calefacción.

Mantenimiento de la calefacción

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Como en casi todo en esta vida, la prevención es la mejor de las herramientas a la hora de mantener nuestro sistema de calefacción en buen estado, y así no tener que preocuparnos de preparar la calefacción para el invierno,

Esta prevención nos puede hacer ahorrar unos cuantos euros, ya que no es lo mismo reparar el sistema una vez iniciada la campaña, con lo que supone parar el sistema, verificar donde está la avería, cambiar la pieza si es necesario, con el consiguiente coste de la misma y la mano de obra.

Al adelantarnos a posibles errores, evitaremos esa pérdida de tiempo y económica, ya que no es lo mismo tener que pagar una reparación en un servicio de urgencia, que un mantenimiento del sistema.

Al igual que el parque de edificios y casas que existen en nuestro país y nuestra ciudad, está bastante envejecidos, son edificios que ya tienen unos cuantos años encima y que muchos de ellos aún tienen un servicio de calefacción central, que poco a poco se van retirando a petición de los usuarios.

Y como estos edificios son de antigua construcción sus sistemas de calefacción probablemente también son sistemas anticuados, lo que puede hacer que el sistema sea deficiente, originando un mayor consumo de energía y por lo tanto un aumento en la factura de estos servicios, así como perjudicial para el medio ambiente.

Por eso, una buena opción en edificios o casas en las que la caldera ya se haya quedado desfasada, sería bueno plantearse el realizar un cambio de caldera por algún modelo más actualizado, como los de condensación, que permitirá un ahorro hasta del 25%.

Este cambio de caldera y a pesar de ser más actual, no evita que se deban seguir con las revisiones correspondientes y que todos los fabricantes y las leyes indican.

Estas revisiones se realizarán sobre los puntos más críticos del sistema de calefacción de cada hogar, es decir, la instalación y la estanqueidad de la caldera. El funcionamiento de esta caldera debe ser normal, debe quemar correctamente, si no fuera así, la eficiencia energética no sería la correcta y habría que revisarla.

Probablemente, alguna vez habrás escuchado ruido en los radiadores cuando arranca la calefacción o la caldera comienza a llevar el agua caliente hacia ellos. La razón es que los radiadores tienen aire, por lo que habría que realizar una purga de los mismos. Para realizarla, simplemente habría que abrir una pequeña válvula que tienen todos hasta que veamos que empieza a salir agua.

Pero, ¿cuándo tengo que realizar el mantenimiento?

Por norma general, el mantenimiento de la caldera o de nuestra calefacción es recomendable que se realice una vez al año, o bien al finalizar la temporada de invierno o antes de que comience el frío, para que asegurarnos que todo está correcto, y como hemos dicho antes, evitar averías o inconvenientes en el momento menos indicado.

Existe un reglamento para este tipo de revisiones, denominado RITE (Reglamento de las Instalaciones Térmicas de Edificios), que indica unas pautas y unos tipos de revisiones que debe hacerse de forma obligatoria en cada caldera y así preparar la calefacción para el invierno.

Dependiendo del tipo de caldera y combustible que quemen, este reglamento indica los tiempos que deben pasar entre revisión y revisión, siendo, grosso modo, en las calderas de gas, cada dos años, cinco en las de gas natura y cada año las de gasóleo. En cuanto a las calefacciones alimentadas por la red eléctrica, no tienen la obligación de pasar la revisión de mantenimiento, pero solo por el hecho de evitar fallos, se recomienda que se realice y más si ya tiene unos años.

Principales problemas de no preparar la calefacción

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Si el mantenimiento de la calefacción no se ha realizado correctamente o directamente, no se ha realizado, nos podemos encontrar con diversos problemas, que, para resolverlos, pueden conllevar un mayor gasto de tiempo y dinero, con relación a si se hubiera hecho su correspondiente mantenimiento.

Las fugas pueden ser uno de estos problemas y pueden darse a lo largo de todo el circuito de la calefacción, desde la caldera, pasando por las válvulas, los tubos que llevan esa agua hasta los radiadores, que también pueden tener fugas.

Si estas fugas se aprecian en elementos visibles, su reparación es más fácil, pero imagina que la fuga está en uno de los tubos que lleva el agua hasta un radiador, la cosa se complica. Se detectaría por la mancha de humedad que dejaría en la pared o en el techo del vecino, teniendo que picar en el lugar donde esté la humedad para localizar la fuga y poder repararla, con su obra de albaliñería y tener que volver a pintar.

Si la caldera no está realizando correctamente el quemado, se pueden llegar a producir intoxicaciones, que pueden ser muy peligrosas.

En cualquiera de esos casos, se produciría un elevado consumo de energía, aumentando nuestra factura y castigando un poco más, al ya maltratado medio ambiente.

Algunos consejos para preparar la calefacción

Comprobar las conexiones del circuito de la calefacción puede evitar quebraderos de cabeza, revisando que no haya ninguna pieza deteriorada ni rota. Revisaremos por ello las tomas de entrada y salida de agua y de gas.

La presión dentro del circuito de la calefacción debe ser constante, ni por debajo, ni por encima de entre 1.2 y 1.5 bares. De este modo evitaremos el deterioro de los componentes, o el llamado golpe de ariete, al estar los conductos llenos de aire. Por eso el mantener la presión controlada a través de su indicador es vital. En el caso de que la presión no sea la correcta, hoy en día, todas las calderas cuentan con una válvula para aumentar o disminuir su presión.

Subidas y bajadas bruscas de la temperatura no le convienen a nuestra caldera, por lo que debemos movernos en un rango de temperaturas medias concreto. De este modo siempre tendremos nuestro hogar a una temperatura en la que estemos cómodos, sin tener que elevar el consumo energético de nuestra calefacción.

Y si necesitas ayuda para el mantenimiento de la caldera, recuerda que en Cuidur estamos especializados en ello. Contacta con nosotros o ven a visitarnos y veremos la mejor manera de afrontar tu caso.