Hoy, un simpático señor con nombre de dispositivo calentador anunciaba, como colofón a un ya de por sí preocupante telediario, que nuestro país está entrando en una ola de calor de las que no se recuerdan.
Añadimos este hecho al pseudoconfinamiento que estamos teniendo que realizar, en mayor o menor medida, todos. Pasamos mucho más tiempo en casa, ya sea como medida de propia responsabilidad o porque simplemente nuestras opciones de ocio están cerradas. Sea como sea, que la climatología en general afecta a nuestra rutina y acciones diarias es todo un hecho y en estos delicados momentos mucho más.
Cuando hace mucho calor fuera, y ese calor se filtra al interior de los hogares, es complicado conseguir el espíritu y voluntad necesarias para realizar ninguna acción. Nos encontramos húmedos, sudorosos, pegajosos, desganados… en una palabra, incómodos.
Entonces, ¿no nos queda otra opción que sufrir durante los meses de verano, vagando por la casa con la velocidad de un caracol mientras gotas de sudor recorren nuestra frente? ¡Por supuesto que no! Si tienes aire acondicionado siempre puedes ponerlo a toda potencia y generar en el hogar un micro clima invernal que llenaría de orgullo al más aguerrido de los Caminantes Blancos. Esto, por supuesto, también aumentará tu factura de la luz y, si no se tiene cuidado, puede ser que una la diferencia de temperatura tan brusca simplemente te siente mal. ¿No habrá una forma de mantener un equilibrio entre estar cómodo sin obviar que es verano?
Vamos a aportar algunas ideas para mantener tu casa un poquito más fresca cuando las temperaturas se disparan y así encontrarte un poco más cómodo en tu propio hogar. Esto ayudará si no tienes aire acondicionado, pero también puede ayudar a disminuir la factura si decides usarlo.
Ventanas y persianas
Parece una obviedad, pero, hay que abrir las ventanas por la noche en lugares y épocas del año en los que la temperatura desciende tras la puesta de sol. Te sorprenderá ver lo rápido que el bochornoso aire caliente se sustituye por aire refrescante. Además, crear túneles de aire fresco ayuda. Para ello, puedes abrir ventanas en lugares opuestas de la vivienda, favoreciendo así que la brisa entre por una ventana, recorra la casa y salga, con el aire caliente, por la contraria. Este es un buen método para combinar con un ventilador, ayudando a incrementar el flujo de aire en la dirección propia de la brisa.
La mayoría de las casas disponen de persianas. Este invento del siglo XVIII puede llegar a evitar la entrada de hasta el 30% del calor que se encuentra en tu vivienda. El calor penetra en la vivienda a través de los cristales de las ventanas y debido al efecto invernadero se queda dentro. Un remedio sencillo es mantener las persianas cerradas durante el día. Si esto hace que tu casa parezca una cueva, céntrate en aquellas persianas orientadas al sol. Seguir este sencillo ritual de subir y bajar persianas diariamente puede marcar una diferencia de hasta 8 grados en el interior de la casa durante los momentos pico más calurosos del día.
Las persianas deben ser de colores claros para reflejar en lugar de absorber el calor del sol y deben abrirse junto a las ventanas una vez que el sol se va poniendo y comienza a refrescar para ayudar a crear corrientes de aire. Hay mucha gente que coloca un cartón entre la persiana y la ventana para bloquear aún más la entrada de calor.
Accesorios
Como ya hemos comentado, las ventanas son una de las mayores fuentes de calor no deseado en el hogar. El otro gran problema viene de los electrodomésticos. El más obvio de ellos es el horno, pero lo cierto es que todos los electrodomésticos desprenden grandes cantidades de calor cuando funcionan. Vamos a ver algunos consejos que pueden ayudar a mitigar la producción de calor de estos aparatitos domésticos.
Hacer las tareas de noche es la mejor solución. En primer lugar, porque la luz suele ser más barata en esos tramos horarios y, en segundo lugar, porque muchos dispositivos arrojan una gran cantidad de calor. La lavadora, por ejemplo, funciona con agua caliente y las secadoras de ropa usan, del mismo modo, aire muy caliente para cumplir su cometido. Por supuesto, seguramente no puedas ni debas dejar de lavar la ropa, pero sí que puedes impedir que estos dos grandes generadores de calor funcionen durante los momentos más calurosos evitando así que contribuyan al calentamiento del hogar.
El lavavajillas también utiliza grandes cantidades de agua caliente. Al igual que con la ropa, si lo pones por la noche minimizarás el efecto del calentamiento. Si tu modelo es suficientemente silencioso, actívalo antes de irte a dormir y amanecerás con la vajilla limpia y una casa fresca.
¡Menos horno y más parrilla!
El uso del horno genera cantidades enormes de calor que continúa emitiendo incluso varias horas después de apagado. El horno debe disipar todo el calor que ha acumulado y, dependiendo de la temperatura alcanzada y del modelo, esta acción puede demorarse varias horas. Es, por lo tanto, momento para la parrilla o la plancha. Ambas utilizan cantidades mucho menores de calor y se puede preparar prácticamente cualquier cosa en ellas: Carne, pescado pizza, verduras y hasta postres. Descubre las bondades de esta forma de cocinado y pospón el uso del horno para cuando la ola de calor haya pasado.
Si dispones de una chimenea con ventilador de recirculación, de las que distribuyen el aire caliente en invierno por toda la casa, puedes activar dicho ventilador con la chimenea apagada, ayudando así a recircular el aire y homogeneizar la temperatura del hogar. Normalmente las chimeneas están en los lugares más fríos del hogar, las plantas bajas, y esto puede ayudar distribuir ese aire por el resto de la vivienda.
Maximiza la eficiencia de tu aire acondicionado.
Si tienes un A/C, cuanto más suave y eficiente funcione, mejor. Estos dispositivos suelen consumir grandes cantidades de energía para alcanzar la temperatura ideal dentro de la vivienda, pero, una vez alcanzada, el consumo para mantenerla es muy inferior. En este sentido, instalar un termostato ayudará al dispositivo a activarse y desactivarse automáticamente, aumentando su eficiencia, ahorrando en la factura y evitándole sobreesfuerzos al aparato.
Una temperatura estable de 20 o 21 grados mientras estás en casa resulta ideal, tanto para encontrarte a gusto como para que la factura de la luz aún te respete un poco.
Esta temperatura puede aumentar 3 graditos si vas a pasar una gran parte del día fuera de casa, por ejemplo, durante tu jornada laboral.
Dormir: Está más que demostrado que la gente duerme mejor en entornos frescos. Si hay un momento para encender el aire acondicionado un poco es este. El inicio de la noche puede ser, de hecho, la mejor inversión al respecto. Experimenta con algunas configuraciones y temperaturas diferentes para ver cómo se encuentra la casa por la mañana.
Estas temperaturas recomendadas pueden parecer algo calurosas al principio, pero el cuerpo rápidamente se acostumbra a estas cifras y te sentirás cómodo pronto. No te desvíes mucho de estas temperaturas hasta que las hayas probado durante una semana o diez días.
Cambia los filtros del aire acondicionado con frecuencia. Cada mes o mes y medio, especialmente durante los meses de más uso, cambia los filtros del aire acondicionado. Un filtro sucio no solo reduce la calidad del aire, sino que también disminuye la eficiencia del flujo de aire. Deberías tener siempre algún reemplazo de estos filtros a mano y, en todo caso, seguir las instrucciones del fabricante de tu aparato.
El exterior de la casa
Si dispones de un terreno alrededor de la casa, planta árboles de sombra y otras zonas verdes. Un árbol situado estratégicamente puede marcar una gran diferencia para la comodidad en tu hogar. Plantar un árbol seguramente no proporcione beneficios a corto plazo, pero es una excelente forma de conseguir sombra sobre tu casa, agregando color y belleza a tu propiedad. Las enredaderas y otros arbustos altos son otras opciones que darán resultados más rápidos, pero a buen seguro requerirán más mantenimiento a largo plazo.
Coloca toldos, cortinas, estores o incluso contraventanas a tus ventanas. Más allá de las persianas, estas opciones adicionales otorgan capas adicionales de protección contra el sol. Los toldos son la opción más eficaz (y más cara) pero en realidad pueden suponer un ahorro tremendo en refrigeración, especialmente si se colocan en fachadas orientadas al sol.
Considera la posibilidad de repintar o retechar la vivienda si es necesario. Una pintura más clara supondrá un antes y un después en la absorción de calor. Del mismo modo, colocar un buen aislante en el tejado suponer la eliminación del problema de calor que sufres año tras año.
Ambas cosas, la pintura y el tejado, son la primera línea de batalla contra el calor del sol para proteger tu hogar. Deberían reflejar y liberar la energía del sol en lugar de absorberla. Es cierto que ambas opciones son caras y deben hacerse números para abordar el proyecto si sufres de un problema de calor real en tu casa.
Otras cosas
Mientras que en invierno mantener las puertas cerradas ayuda a mantener el calor en habitaciones específicas, hacerlo en los calurosos meses de verano es perjudicial para nuestras pretensiones. Deseamos que el aire fluya libremente por las habitaciones y por toda la casa en general. Un gran flujo de aire significa un hogar más fresco, así que mantener las puertas interiores abiertas evitará que se conviertan en estancias sofocantes.
Enciende los extractores del baño si dispones de ellos. Si bien se deben encender cuando nos duchamos, estos dispositivos pueden ser de utilidad durante los meses de verano ya que están especialmente diseñados para disipar el calor que se genera en el cuarto de baño cuando nos duchamos. No apagues el ventilador cuando salgas de la ducha, déjalo funcionando durante media hora adicional para que realmente pueda extraer el aire caliente que se haya podido filtrar a las áreas circundantes. ¡Y no te preocupes por el consumo! Estos ventiladores son dispositivos muy simples que funcionan con un consumo realmente muy bajo.
Sustituye o apaga las luces incandescentes. Mucha gente adora el suave tono amarillento de las bombillas incandescentes pero su elevado consumo hace que, además de engordar la factura de la luz, desprendan mucho calor. Por supuesto, una bombilla no supone un problema, ni para el calor ni la factura, pero si toda la casa tiene bombillas incandescentes deberías pensar en irlas sustituyendo por luminarias más frías y eficientes.
Mantente fresco.
Todos estos consejos para mantener la casa un poco más fresca solo tienen un objetivo, mantener a la persona un poco más fresca. En invierno, esta batalla es más sencilla, podemos arroparnos y abrigarnos tanto como deseemos, pero en verano hay que ser más creativo porque solamente podemos quitarnos ropa.
Los siguientes consejos no harán que baje la temperatura de tu vivienda, pero al menos harán que tú te sientas más fresco.
Optimiza tu sueño.
Uno de los peores momentos en un día caluroso es el momento de ir a dormir. Hace calor, estas sudando y es realmente difícil conciliar el sueño. Hay algunas cosas que puedes hacer para refrescarte por la noche, específicamente para dormir y especialmente si no tienes aire acondicionado.
En primer lugar, duerme en el lugar más bajo posible. Si tienes un sótano, establece tus aposentos allí. La planta baja de una casa de varios pisos es una buena opción. El calor sube, así que acude al lugar donde está el aire fresco. Sin embargo, esto no es siempre es una posibilidad. En este caso…
Prueba nuevas sábanas. El algodón es la opción a tener en cuenta durante los meses más calurosos debido a su bajo peso y transpirabilidad. También puedes probar otras sábanas especiales y telas mixtas diseñadas específicamente para esto.
Finalmente, si dispones de ellos, activa los ventiladores de techo funcionando por la noche. Si bien es cierto que este consejo no es específicamente para dormir, marcan una gran diferencia cuando estás acostado en el centro de una burbuja de aire caliente. Estos dispositivos suelen tener la posibilidad de girar en ambos sentidos. Asegúrate de ponerlo en la dirección adecuada y no en modo invierno, y dale a una potencia elevada sin miedo. Los ventiladores no bajan la temperatura de la habitación, pero pueden hacerte sentir más fresco porque el aire en movimiento evapora el sudor de la piel alejando el calor de tu cuerpo.
Crea un ventilador de hielo. Llena una ensaladera con hielo y colócalo frente a un gran ventilador de suelo. Obtendrás una brisa agradable y fría aunque obviamente durante un tiempo y para un espacio limitado.
¡Toma duchas frías! Si siempre has sido reticente a tomar duchas frías, este es el momento. Conllevan una gran cantidad de beneficios entre los que, por supuesto, se encuentra la refrigeración instantánea y completa.